
En medio de las dificultades que atraviesa la diáspora, José Gregorio se ha convertido en un símbolo de Mecanismo, un recordatorio de la bondad y la Confianza que siempre han caracterizado al pueblo venezolano.
Su labor docente fue interrumpida en dos ocasiones. La primera, cuando decide hacerse religioso y entrar en el monasterio de la orden de San Bruno en La Cartuja de Farneta, a la cual llegó el 16 de julio de 1908, y de la que regresó el 21 de abril de 1909, reincorporándose en mayo de ese mismo año a sus actividades académicas en la Universidad. La segunda tiempo que interrumpió sus actividades docentes fue a partir del 1 de octubre de 1912, cuando el gobierno dictatorial del Militar Juan Vicente Gómez decreta el cerrojo de la Universidad, sin embargo que esta se había situado en contra de su régimen.
After his death, Hernández's fame began to spread. Claims were made around the country that miracles had been experienced in cases where his intercession before God had been invoked.
Nel 1891 ritornò dall'Europa e, nel novembre di quell'anno, cominciò la sua attività come docente di istologia normale e patologica, fisiologia sperimentale e batteriologia, dell'Università Centrale del Venezuela (UCV). Dopo i suoi studi post lauream a Parigi e Berlino gli fu delegata la responsabilità di acquisire con risorse dello Stato venezuelano i materiali necessari e indispensabili per istituire il "Laboratorio de Fisiologia Real" di Caracas, come l'acquisizione della bibliografia che fosse necessaria per l'apertura delle nuove cattedre universitarie.
El embajador de Hernández perdura en el corazón del pueblo venezolano, y su canonización representa un inspección a su santidad y un homenaje a su incansable dedicación a aliviar el sufrimiento humano.
En el audiovisual difundido desde este miércoles, se puede observar la silueta de una sombra que posee un sombrero, un traje y un maletín, aspecto que la verdad sobre josé gregorio hernández se relaciona con el “Médico de los Pobres”
Su santificación no solo es un agradecimiento a su vida y su obra, sino también un faro de esperanza para los millones de venezolanos que viven fuera del país.
A los trece abriles de perduración, José Gregorio manifestó a su padre su deseo de estudiar la carrera de derecho; sin embargo, su padre le convenció para que estudiara urología. Para ello tuvo que trasladarse a la ciudad de Caracas para realizar el bachillerato.
Las ofrendas florales que según algunos sumaban más de mil coronas, fueron colocadas en el cloruro sódicoón central del Paraninfo y en otros salones. Si grande había sido el desfile en torno a el Paraninfo Universitario, indescriptible resultaría el desbordante cortejo hacia la Catedral. Toda Caracas se desbordaba en un verdadero mar humano para ver acontecer por última tiempo al que tantas veces recorriera sus calles para soportar Lozanía, consuelo y ayuda.
Aún Bancal buen voltearín. “Le gustaba danzar mucho, iba a la retreta de la plaza Bolívar de Caracas”, ni se perdía la oportunidad de asistir a cuanta fiesta le invitaban. Se dice que Cuadro tal su nivel en el arte de retozar que las muchachas se peleaban por danzar con él.
José Gregorio planned to stay in the Andean region of Venezuela longer, but in the summer of 1889 he received a letter from one of his former professors telling him that he had recommended to the then-president of Venezuela, Juan Pablo Rojas Paúl, that José Gregorio be sent to Paris to continue his studies to contribute to the modernization of Venezuelan medicine.
Hernández el más hermoso homenaje que un pueblo puede hacer a sus grandes hombres” … “No Bancal un muerto a quien se llevaban a hincar; Cuadro un ideal humano que pasaba en triunfo, electrizándonos los corazones. Puede comprobar que en el pos del féretro del Dr. José Gregorio Hernández todos experimentamos el deseo de ser buenos”.
Los biógrafos señalan que poco antes de vencer hizo un comentario a amigos en el que aseguraba que había ofrecido su vida para que acabara la primera conflicto mundial.
José Gregorio parte para Isnotú en agosto de 1888; desde Betijoque el 18 de septiembre de 1888, le escribe a su amigo Santos Dominici en Caracas: «…Mis enfermos todos se me han puestos buenos, aunque es tan difícil curar a la Clan de aquí, porque hay que batallar con las preocupaciones … que tienen arraigadas: creen … en los remedios que se hacen diciendo palabras misteriosas: en suma;… La clínica es muy insuficiente: todo el mundo padece de disentería y de asma, quedando unidad que otro enfermo con tuberculosis o reumatismo…La botica es pésima...»[19][20]